Iglesia del Señor, fundamenta su fe en los principios y verdades encontradas en las Sagradas Escrituras, dando lugar a las siguientes bases doctrinales:

I.- Las Sagradas Escrituras.
  1. Creemos que Dios, de manera especial, se ha revelado a sí mismo y nos ha revelado, de manera completa, el conocimiento de su voluntad que es necesario para la salvación del hombre en los escritos que componen lo que llamamos Sagradas Escrituras o Biblia (Is 40:8; He 1:1-2)
  2. Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, escrita por hombres divinamente inspirados y por tanto libre de error en sus escritos originales (2 P 1:21; 2 Tim 3:16). Los libros habitualmente llamados Apócrifos no son divinamente inspirados y no forman, por tanto, parte del Canon de las Sagradas Escrituras.
  3. Creemos que la Biblia tiene suprema autoridad en cuestiones de fe y de moral y que ella misma es la norma infalible para su propia interpretación. No concedemos pues autoridad alguna aparte de las Sagradas Escrituras, a la llamada tradición eclesiástica o a supuestas nuevas revelaciones del Espíritu. Nada ha de ser añadido o quitado a las Sagradas Escrituras (Mt 5:17-18; 24:35; Ef 2:20; Ap 22:18)
II.- Dios.
  1. Creemos que hay un solo Dios verdadero, personal Creador y Sustentador de todo cuanto existe visible e invisible (Gen 1:1; Dt 6:4; Jer 10:10; Jn 1:1-3; 1 Ts 1:9; He 11:3)
  2. Creemos que Dios es espíritu; que es invisible, inmutable, soberano, personal y eterno; que es perfecto en justicia y santidad, que aborrece el pecado y que no tendrá por inocente al culpable; que es infinito en poder, sabiduría y misericordia; que hace todas las cosas según el designio de su voluntad para su propia gloria (Gen 17:1; Ex 3:14; 34:6-7; Sal 5:5-6; 90:2; Is 6:3; Nah. 1:2-3; Mal 3:6; Jn 4:24; Ro 11:36; 16:27; Ef 1:11; 1 Tim 1:17)
  1. Creemos que en la unidad de la deidad coexisten eternamente tres personas, o sea, la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son iguales en sustancia, atributos divinos y gloria (Mt 3:16-17; Mt 28:19; Jn 14:16-17; 15:26; 2 Co 13:14)
III.- Cristo.
  1. Creemos que Jesucristo es el Hijo Unigénito de Dios, la segunda persona de la Trinidad, engendrado eternamente por el Padre y destinado desde la eternidad para nuestra salvación (Jn 3:16; Col 1:15-17; Heb 1:2-5; 1 P 1:18-20)
  2. Creemos que Jesucristo es verdadero Dios, de la misma esencia y naturaleza que Dios Padre. Llegado el cumplimiento del tiempo fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de una virgen, llamada María y tomó naturaleza humana asumiendo todas las cualidades propias de esta, excepto que fue sin pecado, siendo así verdadero hombre. En Jesucristo concurren pues dos naturalezas: la divina y la humana, constituyendo una sola persona indivisible ahora y por la eternidad (Lc 1:27, 35; Jn 1:1, 14; 10:30; 14:9; Rom 9:5; Gal 4:4; Fil 2:6-7; Col 2:9; 1 Tim 3:16; Heb 4:15; 1 Jn 5:20)
  3. Creemos que Jesucristo, enviado por el Padre, le obedeció voluntariamente en todo hasta la muerte (Sal 40:7-8; Jn 10:18; Gal 1:4); que fue crucificado, muerto y sepultado (Fil 2:8). Resucito al tercer dia entre los muertos (Jn 20:25; Hech 2:32; 1 Co 15:3; 4:20); ascendió a los cielos y esta sentado a la diestra del Dios Padre (Lc 24:51; Hech 1:9; 2:33-36; Rom 8:34; 1 Ped 3:22), desde donde ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos (Mt 16:27; 25:31-33; Hech 1:11; 10:42; Rom 14:10; 2 Tim 4:1)
  4. Creemos que la muerte de Jesucristo en la cruz fue vicaria y expiatoria, es decir, que ocupó el lugar del hombre, llevando y expiando su pecado y su culpa (Isa 53:4-6; Jn 1:29; Col 1:21-22; 2:13-14; 1 Ped 3:18)
  5. Creemos que Jesucristo intercede desde el cielo como único Mediador entre Dios y los hombres (Rom 8:34; 1 Tim 2:3-5; Heb 7:25)
IV.- El Espíritu Santo.
  1. Creemos que el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, es Dios, de la misma sustancia que el Padre y el Hijo (Mt 3:16-17; 28:19; Jn 15:26; Hech 5:3-4; 2 Cor 13:14)
  2. Creemos que solo por medio de la obra del Espíritu Santo puede el hombre llegar al verdadero conocimiento de Dios a través de la compresión de su Palabra y a la apropiación de la obra redentora de Cristo (Jn 16:8-11; 1 Co 2:10). Es por medio de la obra del Espíritu Santo que el hombre es regenerado espiritualmente (Jn 3:5-6; Tit 3:5)
  3. Creemos que el Espíritu Santo mora en el creyente desde el mismo momento de su conversión, como sello y garantía de su salvación, le santifica, le fortalece, le consuela y le guía (Jn 7:37-39; 14:16-17, 26; 16:13-14; Hech 2:38; Rom 8:9; 1 Cor 6:19; Gal 4:6; Ef 1:13; 4:30; 1 Jn 2:27; 1 Cor 12:12-13)
  4. Creemos que el Espíritu Santo bautiza a todo creyente uniéndolo así a Cristo y a su iglesia. El Espíritu Santo, además de los frutos propios que da a los creyentes, enriquece a la iglesia repartiendo soberanamente dones espirituales  a cada creyente  por medio de los cuales servir en el cumplimiento de la misión encomendada por Cristo a su iglesia (Hech 1:8; 1 Cor 12:4-13; Gal 5:22-23; Efe 4:3-7; Mt 28:19-20).
V.- El Hombre.
  1. Creemos que Dios creó al hombre, varón y hembra, a su imagen y semejanza (Gen 1:26-27; 2:7). Creemos que Dios le dotó de rectitud y conocimiento para vivir conforme a su voluntad, y que asimismo le hizo libre pudiendo escoger el hombre obedecer o no a la ley de Dios (Gen 2:16-17; 3:6; Ecl 7:29; Rom 2:14-15)
  2. Creemos que el hombre pecó al pretender Adán ser igual a su Creador. Por este pecado el hombre degradó su imagen y semejanza de Dios y se rompió la comunión que con su Creador gozaba, llegando así a estar muerto en pecado (Gen 3; Efe 2:1)
  3. Creemos que el pecado y sus consecuencias temporales y eternas se extendieron a toda la humanidad. Es por ello que los hombres nacen pecadores, inclinados al mal, incapaces por si mismos de hacer la voluntad de Dios e impotentes para salvarse por su propio esfuerzo (Sal 51:5; Mt 15:19; Rom 3:10-18, 23; 5:12, 15-19; 6:23; 7:14; 17-18; 1 Cor 15:21-22, 45, 49; Efe 2:1; 2 Tes 1:9)
VI.- La Salvación del Hombre.
  1. Creemos que Dios no quiere la muerte del hombre, sino que se arrepienta y sea salvo y es por ello que Dios envió a su Hijo al mundo como ofrenda sacrificial por la salvación del hombre (Ez 18:32; Jn 3:16; 1 Tim 2:4; Heb 10:5-7)
  2. Creemos que el hombre, movido por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, necesita arrepentirse de sus pecados y creer en Jesucristo, aceptándole y descansando sólo en él para su salvación (Is 1:18; 55:7; Ez 18:30, 31; Joel 2:12-13; Jn 1:12; Hech 2:38; 16:31; 17:30)
  3. Creemos que Dios justifica al hombre sólo por medio de la fe en Jesucristo, esto es, Dios perdona su pecado y le considera y acepta como justo, no en base a obras de justicia que el hombre hubiere hecho sino sólo y únicamente en base a la justicia de Cristo la cual le es imputada por medio de la fe en él (Hech 13:39-8-39; Rom 3:21-28; 4:3-8; 5:17-19; 1 Cor 1:30-31; 2 Cor 5:19, 21; Gal 2:16; Ef 1:7; 2:8-9; Fil 3:9; Tit 3:5-7)
  4. Creemos que Dios adopta como su hijo a todo aquel que es justificado por la fe en Cristo Jesús, recibiendo así el Espíritu de adopción y pasando a gozar de los privilegios propios de los hijos de Dios (Jn 1:12; Rom 8:14-17; Gal 4:4-7; Ef 1:5)
  5. Creemos que Dios genera por medio del Espíritu Santo una nueva naturaleza en el corazón de todo aquel que cree en Cristo. Creemos que el creyente es santificado por medio del poder de la muerte y resurrección de Cristo, por su Palabra y por el Espíritu Santo que en él habita, siendo así capacitado para vivir conforme a la voluntad divina y vencer los instintos de la vieja naturaleza (Jn 17:17; Rom 6:1-14; 7:18-8:14; 2 Cor 5:17; Gal 2:20; 5:16-24; 2 Tes 2:13)
  6. Creemos que una fe verdadera en Jesucristo se evidenciará en buenas obras las cuales Dios ha prometido galardonar (Mt 16:27; 25:34-36; Gal 5:6; Ef 2:8-10; Tit 2:14; Stg 2:17, 22, 24, 26)
  7. Creemos en la seguridad eterna de salvación de todo aquel que cree en Cristo Jesús (Jer 32:39-40; Jn 10:28-29; 1 Ped 1:3-5, 9; 1 Jn 3:9; 5:13)
  8. Creemos en la condenación eterna de aquellos que rehúsan creer en Cristo Jesús (Jn 3:36; 5:24)

VI.- EL Poder Civil.

  1. Creemos que el gobierno o autoridad civil existe por disposición divina (Rom 13:1), para los intereses y el buen orden de la sociedad humana (Rom 13: 2-5), y que debemos orar por los magistrados (1Tim 2:2) honrándolos en conciencia y obedeciéndoles, salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, único dueño de la conciencia y príncipe de los reyes de la tierra.
  2. Creemos que Jesucristo ordenó dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios (Mt 22:21) y, con ello, promovió la libertad de acción del poder civil, pero también de su Iglesia, que en todo momento es y debe ser responsable de sus propios actos, debiendo proteger su plena autonomía y la libertad tanto en su

VII.- El Matrimonio.

  1. Creemos en el matrimonio como institución divina primigenia creada por Dios, por medio de la cual, libre y voluntariamente, un hombre y una mujer, nacidos como tales, se unen de manera estable y permanente para vivir juntos, amarse, respetarse, ser de ayuda mutua y constituir un hogar de bendición para sí mismos y, en su caso, para sus hijos y el entorno que les rodea. (Génesis 2,24).
  2. Creemos que la familia que fue diseñada para constituir el germen y la base de la sociedad, por lo que la Iglesia debe desarrollar una pastoral de apoyo con el fin de fortalecer la institución familiar, al creer que el incremento de las familias saludables según el modelo del Evangelio favorecerá también la buena salud de la sociedad.

VIII.- La Vida Cristiana.

  1. Creemos que la regeneración lleva a una nueva vida. Que esta vida nueva es sostenida por el Espíritu Santo el cual prosigue su acción santificadora en el creyente, capacitándolo para vivir santamente y servir a Cristo, llevando frutos de buenas obras que glorifiquen a Dios.

IX.- La Iglesia.

  1. Creemos que la Iglesia está constituida por todos aquellos que han sido salvos por medio de la fe en Jesucristo (Hech 2:38, 41, 47; He 12:23); y unidos entre sí gracias a una misma comunión con el Dios Trino.
  2.  Creemos que la Iglesia es una (1 Cor 12:12-13; Ef 4:3-6, 15-16) y que su unidad se basa en la unidad de la fe en un mismo Salvador, si bien esta unidad no significa uniformidad de ceremonias o formas de culto, ni se refiere a la existencia de una sola organización visible.
  3. Creemos que la Iglesia es santa en virtud de la justicia que le ha sido imputada en Cristo (Fil 3:8-9; 1 Cor 1:2) y de la obra santificadora del Espíritu Santo (1 Cor 6:19-20)
  4. Creemos que la Iglesia es universal pues incluye a todos los creyentes en cualquier lugar que confiesan a Cristo como Señor y Salvador (Gal 3:7-8). Esta iglesia universal se manifiesta de manera visible en congregaciones o iglesias locales formadas por creyentes bautizados según las enseñanzas del Nuevo Testamento y unidos bajo la dirección sagrada del Espíritu Santo para adorar a Dios, difundir el evangelio, ejercer los dones, derechos y privilegios otorgados por la Palabra de Dios, promover la edificación de sus miembros y practicar las ordenanzas de Cristo (Mt 16:18-19; 18:15-18; Hech 2:42; 13:1; 16:19; Rom 16:3-5; 1 Cor 16:19; Gal 1:2)

 Su Gobierno

  1. En su gobierno, cada Iglesia es autónoma, sin más sumisión que la que a Cristo y a las Sagradas Escrituras debe (Ef 1:22; Col 1:18)

Sus Oficiales

  1. Creemos en el sacerdocio universal de los creyentes, siendo todos ellos sin excepción llamados a servir según los dones que el Espíritu Santo les ha concedido (Rom 12: 4-8; 1Cor 12; Efe 4:7; 1 Ped 2:5, 9; Ap 1:6)
  2. Los oficiales de una Iglesia son los Ancianos-Pastores y los Diáconos y Diaconisas (Hech 6:2-6; Fil 1:11; 1 Tim 3:1-7; 3:8-13; Tit 1:5-9)

Sus Ordenanzas

  1. Creemos que el Señor Jesucristo dejó establecidas dos Ordenanzas para ser observadas por los creyentes hasta que Él vuelva: El Bautismo y la Cena de Señor (Mt 28:19-20; 1 Cor 11:23-26)
  2. El Bautismo, símbolo de nuestra muerte y resurrección a Nueva Vida con Cristo, se efectúa al creyente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, después de que éste haya dado público testimonio de su fe en Jesucristo (Rom 6:3-6; Gal 3:27; Col 2:12)
  3. La Cena del Señor fue instituida para conmemorar la muerte de Cristo y que es símbolo de la comunión espiritual de los creyentes con Jesús, de la comunión de los creyentes entre sí como miembros de su Cuerpo y del alimento espiritual que es Cristo para el creyente (Mt 26:26-28; Jn 6:53-58; 1 Cor 10:16-17; 11: 23-26), y debe celebrarse con Pan y Vino, símbolos del Cuerpo y de la Sangre del Señor, respectivamente (Hech 2:46; 1 Cor 11:27-32; 12:13)

X.- La Vida Futura.

  1. Creemos que, con Cristo, el Reino de Dios vino a este mundo; y que este Reino hallará su plenitud y consumación total en el Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo.
  2. Creemos en el retorno visible de nuestro Señor Jesucristo en Poder y Gloria, en la Resurrección de los muertos y en el Juicio Final.
  3. Creemos en unos cielos nuevos y una tierra nueva, y en el Reino Eterno de Dios.

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